domingo, 12 de septiembre de 2010

¿Te dije que Te Amo?


(...)
No sé esperar, ni darle tiempo al tiempo.
La paciencia y la resignación no son virtudes: son una desgracia.
Yo desvivo sin ti.
Y desmuero cuando tu voz me crea.
Mi nariz quiere olerte en el aire de este cuarto.
Como un sabueso entrenado busco con el hocico tu presencia en la telas, en mi ropa, en los papeles que has tocado.
Ay, tus cartas.
Ay, cuando las abro y aparece una ramita de pino, un jazmincito.
Pájaro de tu árbol soy.
Raíz.
Nido.
Canto.
Tu savia soy.
Humildemente quiero ser tu sangre.
Humildemente quiero ser tu balsa de madera olorosa.
Humildemente quiero ser las rosas de tus plantas.
Humildemente quiero ser un fuego que te derrite sin quemarte.
Humildemente quiero ser tu sueño, el agua que te lava, la sábana que te cubre, la mañana que te besa los párpados con un licor de oro, la sed que te bebe a traguitos pequeños, la sed que te enloquece, la sed que te trae hacia aquí sin demora, el huracán que te sacude, la paz que te destiende, las alas...ay, ay, yo quiero ser tus alas, extendidas alas llevándote y trayéndote, elevándote sobre todos los paisajes del mundo, sobre todos los paisajes del alma, sobre todos los paisajes del cuerpo.

(Poldy Bird, Mariposas encerradas en Mí)

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